El Scout era definitivamente una aeronave no convencional – un biplano con un morro del fuselaje montado sobre el ala superior. Un timón gemelo de cola estaba sujeto por cuatros cuerdas de polea, y estaba provisto de un tren de aterrizaje de un ancho extremadamente delgado. El armamento principal pensado para la aeronave sería un cañón Davis de dos libras sin retroceso, pero esta idea nunca fue ejecutada.
Cuatro prototipos fueron ordenados en 1915 y dos de ellos fueron construidos por Hewlett & Blondeau, mientras otros dos por Blackburn Aeroplane & Motor Company. Los vuelos de prueba ejecutados por pilotos del Real Servicio Aéreo Naval (RNAS), probaron que la aeronave estaba seriamente con sobrepeso, era frágil, lenta, y difícil de maniobrar, aún sobre el terreno. El proyecto fue abandonado y la totalidad de los prototipos convertidos en chatarra.
La aviación que precedió a la primera guerra mundial estuvo llena de ideas y fantásticos diseños que en su mayoría sirvieron para todo menos para lograr volar, en parte debido a que nadie sabía con exactitud qué forma debía tener un avión.
La compañía italiana Caproni se destacó durante la Primera Guerra Mundial por sus famosos bombarderos gigantes triplanos. Incluso para ese momento tenían la distinguida reputación de ser los constructores de aviones gigantes más famosos del mundo fuera de la Rusia Zarista.
No se puede negar que el conde Caproni fuera un visionario, ya que terminada la guerra el al igual que otros constructores de aviones volcaron su mirada hacia un nuevo objetivo, la construcción de aviones comerciales de pasajeros. Sin embargo en una época cuando aún ni siquiera existían o apenas estaban formándose los primeros embriones de líneas aéreas, destaca el sueño de Caproni, construir gigantescos aeroplanos que surcanran los aires transportando una cantidad enorme de pasajeros. Nada malo había en ello, al contrario su imaginación voló tan alto que terminó adelantándose a su época, prueba de ello fue el fantástico y desgarbado Caproni Ca 60 Transaereo.
Construido casi en su totalidad en madera con refuerzo de metal, el proyecto Ca 60 comenzó con mal pie desde el principio, al ser demasiado ambicioso para su tiempo. Se trataba de un grotesco hidroavión con tres juegos de alas triplanas en tándem o consecutivas que descansaban sobre el fuselaje, una delante, otra en el medio y otra en la parte trasera del aparato, disposición que le hacía asemejar a una gran casa flotante o un buque muy extraño. El avión era ayudado a mantener su estabilidad en el agua gracias a un par de flotadores que se encontraban debajo del primer juego de alas y servían para ayudar a despegar al Ca 60
No hay comentarios:
Publicar un comentario